TEXTO: MATEO 10:24-39; APOC. 3:14-16
INTRODUCCION: En el libro de Apocalipsis leemos acerca de una característica indeseable de los cristianos: La tibieza. Ap. 3:14-16 “...”
La ubicación de Laodicea estaba junto a las ciudad de Hierópolis y Colosas. Estas ciudades eran famosas por sus fuentes naturales. Hierópolis tenía fuentes de aguas calientes cuyos poderes medicinales eran muy reconocidos. Colosas, por su parte, tenía fuentes de aguas frías que proveía de refrescante agua potable. Aguas de ambos lugares llegaban a Laodicea, pero el problema era que cuando las aguas llegaban a esta ciudad, ya no estaban ni calientes, ni frías, sino tibias. Como resultado, las aguas termales de Hierópolis ya no tenían su poder medicinal, y el agua refrescante de Colosas había perdido su frescura.
Al igual que las aguas de estas dos ciudades estaban marcadas por su utilidad, del mismo modo los hijos de Dios poseen dones muy útiles, con los cuales el cristiano puede vivir poderosa y eficazmente como un siervo y embajador de Jesucristo. Y Dios ha hecho que nuestras habilidades sean “calientes y frías”, es decir, filas, incisivas, poderosas y valiosas.
Las aguas tibias de Laodicea habían perdido su poder y valor. En la misma forma un “cristiano tibio” es alguien cuyo celo, compromiso, y poder espiritual han perdido su filo están “mochos”. El cristiano tibio es alguien que voluntariamente ha cambiado su efectividad y capacidad para servir al Señor, permitiendo que la temperatura de su vida sea entibiada por el pecado, por la apatía, la falta de arrepentimiento, egoísmo y pereza.
La verdad de las Escrituras es que Dios no tiene tolerancia para aquellos que son creyentes tibios. Jesús dice en Ap. 3:16 “...”
Pero, si bien es cierto que ser cristianos tibios es malo, ¿cómo se reconoce a un cristiano tibio? Si usted mismo estuviera tibio, ¿sería usted capaz de darse cuenta de su situación?
Tal vez necesitamos una guía para reconocer las características de los cristianos que no son ni fríos ni calientes.
En Mateo 10 Jesús enseña a sus seguidores acerca de las persecuciones que habrían de venir. Como parte de su enseñanza (en vv. 24-39), Jesús describe la manera de vivir que debe caracterizar a los verdaderos discípulos. Jesús muestra las características que definen la vida de los cristianos tibios. Mateo 10:24-39 “...”
En este pasaje Jesús describe la vida de cuatro clases o especies de creyentes tibios:
1. CRISTIANOS “YO SOY EL JEFE”, v. 24-25
En primer lugar, Jesús describe a aquellos creyentes que se exaltan a sí mismo a la posición de señores, jefes y amos. Si no dejamos que sea el Señor el que tenga la
Palabra final sobre nuestros planes y decisiones, entonces quiere decir que nos estamos exaltando por encima de El.
“Yo soy quien manda” Esta clase de cristianos es muy común en el día de hoy. Dios, quien por naturaleza es quien tiene la autoridad y es el único soberano, es relegado a un rol de colega. Fracasamos al no reconocer la soberana autoridad de Dios; fallamos en no reconocer su derecho de ser nuestro maestro, padre, y señor, y nos hacemos tibios.
2. CRISTIANOS “TEMEROSOS DE LAS TINIEBLAS”, v. 26-31
El v. 26 se refiere a los lobos del v. 16, aquellos que “persiguen” en el v. 23. Jesús habla aquí de aquellos que son enemigos, quienes siempre están en las tinieblas, esperando devorar a sus presas, los que son fieles al Señor. El Señor les dice: “No los temáis”. No se amedrenten delante de un enemigo que ya está vencido. El enfatiza en el v. 28 que nuestros enemigos terrenales sólo pueden hacer daño en el campo humano, pero no en el alma. En el campo espiritual, nuestros enemigos están vencidos.
Sin embargo, algunos creyentes viven como si tuvieran miedo de su propia sombra. Nunca logran hacer un impacto para el Señor por cuanto no echan mano del coraje, valentía que el Señor nos exhorta a demostrar.
Ilustr.: Los soldados rusos
3. CRISTIANOS MUDOS, v. 32-33
“Una luz que no alumbra, una fuente que no fluye, una semilla que no crece, es igual que la vida de un cristiano que no testifica de Cristo.” Un cristiano con los labios sellados no puede ser un cristiano “caliente”. Cuando nos negamos a hablar de Cristo, lo estamos negando con nuestro silencio. Sólo hay dos clases de cristianos, aquellos que testifican de Cristo, y aquellos que retroceden.
Si piensas que puedes mantener tu boca cerrada y ganar gente para Cristo sólo con tus acciones, piénsalo de nuevo.
Si piensas que los perdidos interpretarán tu silencio como “silencio de apoyo” al Salvador en lugar de “silencio de negación” del Salvador, piénsalo otra vez.
Si piensas que la Gran Comisión “Id, y haced discípulos a todas las naciones” fue dada sólo a aquellos cristianos que tienen el don de evangelismo y no a todos los cristianos, piénsalo otra vez.
A través de las Escrituras, no hay ningún lugar donde se encuentre la idea de que es correcto que un cristiano no dé testimonio del Señor. Por lo tanto, un cristiano que no testifica de Cristo, es un cristiano tibio.
4. CRISTIANOS “MANTENTE TRANQUILO”, 34-38
“No muevas el bote”, “no hagas olas”, “no te metas.” Estos parecen unos consejos razonables y lógicos que parecen sugerir que no está bien que nosotros los cristianos tratemos de cambiar, convertir, o convencer a alguien. Sin embargo, un cristiano verdaderamente comprometido entiende que a veces es necesario llamar a alguien a tomar una decisión. Un verdadero creyente no rehúsa entrar en confrontación cuando ésta es necesaria.
¿Cuántas veces evitamos hablar de Cristo para no ofender a las personas?
Conclusión: ¿Cuál es el remedio para la tibieza? Acercarse a la fuente